El salto que debe dar Chile en la integración laboral
En Chile el 90% de los jóvenes con algún tipo de discapacidad está cesante y sólo el 1% tiene un trabajo formal, lo que sitúa a nuestro país último en políticas inclusivas en la región. Pero las empresas empiezan a ponerse al día, sobre todo con el apoyo de fundaciones que impulsan el apresto laboral.
- Columna de opinión de la Ministra de Desarrollo Social
- Columna de opinión de Fundación Descúbreme
Marta Llanos tiene 30 años, su rutina comienza muy temprano, pues debe estar antes de las 7.00 de la mañana en la sede del Congreso Nacional, donde fue contratada como apoyo a la función administrativa de la Cámara de Diputados. Ubicarla antes de las 14.00 es imposible, pues en horario laboral ni siquiera mira el celular. “Ha sido una experiencia muy buena. Me gusta estar acá porque puedo trabajar, ser muy útil y tengo mucha más independencia”, dice Llanos, quien tiene una discapacidad cognitiva. Ella es una de los cientos de jóvenes que se han beneficiado de programas que poseen las empresas y diversas fundaciones para incorporar a personas con algún grado de discapacidad al mundo laboral.
Dejar de lado la visión caritativa, para darles un espacio real de desarrollo, es la principal demanda de este tipo de trabajadores. A pesar de que la cantidad de personas con una o más discapacidades es de 2.119.316 (12,7% de la población) según el Censo de 2012, sólo un 20,1% se encuentra ocupado.
Cuando se habla de integración, Chile tiene las tasas más bajas de la región. “Más de la mitad de la población con discapacidad está en edad de trabajar. Sin embargo, el 90% de ellos se encuentra cesante, a pesar de tener títulos universitarios, técnicos o experiencia administrativa. El otro 10% se desglosa en: 9% haciendo labores informales y sólo el 1% encuentra trabajo con contrato laboral”, cuenta Alejandro Hernández, presidente de la Fundación Nacional de la Discapacidad.
Bernardita Roa, encargada de RSE Inclusiva de Fundación Descúbreme cuenta que en general la inclusión laboral sigue siendo algo poco común y, aún más, cuando se trata de contratar a personas con discapacidad cognitiva, lo que concuerda con los datos de la Casen del 2013, que dejó de manifiesto que hay cerca de 250 mil personas en Chile con discapacidad cognitiva y, de los cuales el 2% están trabajando. De esa cantidad, entre el 60% y 70% no está contratado formalmente y no está ganando siquiera el salario mínimo.
Barrera cultural
“La sociedad chilena todavía no está preparada para relacionarse con personas con discapacidad cognitiva. Aún existen prejuicios y barreras que dificultan su inclusión al mundo del trabajo. Por ello, trabajamos entregando a las empresas las herramientas necesarias para la construcción de una cultura inclusiva. Compartir, comunicar y sensibilizar son acciones fundamentales de la estrategia inclusiva”, explica Roa.
Además, la profesional indica que muchas veces las empresas tienen interés por iniciar un proceso de inclusión por lo que construyen un cargo que no responde a una necesidad real o concreta desde el punto de vista de Recursos Humanos. Muchas veces, no tienen bien definido el perfil, las funciones ni las responsabilidades que debe tener la persona que va a desempeñar el puesto. “Esto suele suceder porque muchas veces afloran los prejuicios y las barreras que nos impiden ver las habilidades y capacidades de las personas más allá de su discapacidad”.
La Fundación Nacional de la Discapacidad, por su parte, también tienen un área de “apresto laboral” donde acompañan tanto a la empresa como al involucrado en su inserción laboral.
Políticas públicas
La lentitud con la que se ha dado la integración en Chile tiene que ver en parte, con lo nuevo de este tema en las políticas públicas. Los primeros pasos para incorporarla en la agenda se dieron durante el Gobierno de Patricio Aylwin (1990 – 1994) , con la promulgación de la Ley 19.284 donde se establecen normas para la plena integración social de las personas con discapacidad. Así mismo, recién ahí empezó la inyección de recursos a través de la creación del Fondo Nacional de Discapacidad (Fonadis) que tenía por objetivo: “Contribuir a hacer efectivos los derechos de las personas con discapacidad, facilitando su inclusión en el sistema de protección social y promoviendo la igualdad de oportunidades y no discriminación, a través de una gestión coordinada, eficiente, participativa y ética”.
En esa materia, uno de los compromisos de la administración actual contempla la creación de la Subsecretaría de la Discapacidad. Para ello, el proyecto de Ley debería entrar durante el primer semestre al Congreso. “Falta una ley potente para que tenga un verdadero impacto positivo y no se transforme en una esperanza lejana para las personas que tienen un grado de discapacidad y que necesitan trabajar hoy y no en cuatro años más”, enfatiza Hernández.
Beneficios para las compañías
Una de las empresas que ha apostado por la integración es McDonald’s con el Programa ECA-Empleo con Apoyo en conjunto con la Fundación Coanil para insertar laboralmente a personas con discapacidad. Ellas pasan por un proceso formal de reclutamiento, selección y ubicación en los distintos restaurantes donde realizan tareas acorde a sus posibilidades. “Estamos muy orgullosos de contar con 45 personas que tienen algún tipo de discapacidad, pero que trabajan en nuestros locales y también en las oficinas centrales, cuenta Mariana Tarrio, gerente de recursos humanos McDonald’s Chile.
Según la ejecutiva, uno de los factores para que una compañía perdure en el tiempo es el compromiso con su capital humano, generando acceso a la diversidad laboral. “McDonald’s ha asumido un compromiso de integración a nivel corporativo. Creemos que integrar a un trabajador con alguna discapacidad es un aporte, no una acción social. Vemos como contribuyen concretamente a mejorar nuestro clima laboral y son un ejemplo para quienes no tienen algún problema físico”, enfatiza Tarrio.
Quienes andan detrás de alguna oferta laboral inclusiva pueden usar el sitio web www.laboruminclusivo.cl. El objetivo del sitio es ser un nexo entre las empresas que deseen incorporar a personas con discapacidad a sus equipos. P
Aprender en la universidad
Desde el 2006 la Universidad Andrés Bello imparte el Diploma de Habilidades Laborales, con el objetivo de entregar herramientas a jóvenes con necesidades educativas especiales, ligadas a discapacidad cognitiva leve o dificultades de aprendizaje. Esto surgió luego de que un grupo de padres de egresados de enseñanza media con proyectos de integración escolar, se acercaron a la universidad para pedir ayuda. “El cuarto medio no los formaba para el mundo del trabajo y ellos no estaban preparados para acceder a la educación superior tradicional ni técnica ni universitaria, quedaban en un vacío”, explica María Theresa Von Furstenberg, directora general del programa.
Ante esa inquietud, se creó este sistema que hoy tiene a 189 jóvenes egresados en las sedes Santiago y Viña del Mar, aunque también se imparte en Concepción. El diploma dura tres años y los jóvenes pueden optar por una de sus cinco menciones: administración, gastronomía, viveros y jardines, veterinaria y educación. En primer año los alumnos exploran habilidades cognitivas, lingüísticas, instrumentales y socio-afectivas. En el segundo, adquieren competencias específicas a través de los cursos electivos en especialidades . Y en el último año, realizan prácticas en ambientes laborales protegidos.